martes, 7 de junio de 2011

Escribiendo sobre el anuncio de Estrella Damm



El cuchufletismo de la modernez transgresora no te va a dejar dormir hasta que lo hagas. Lo ves y no te puedes resistir. Tienes un blog, una supuesta arma de destrucción masiva y te crees que con ello, tienes que hacer uso de tu gran intelecto para salvar a la humanidad (en tu nombre, claro).

Cada año sucede. Cada año lo sufres (aunque, el no-tan-oscuro pasajero que llevas dentro sabes que lo disfruta, aunque sea un poquito). Y ardes en deseos de que llegue. Porque, en ese momento, cual si del Día de la Toalla o del Traje de Gorila se tratara, tú vas a tener tu pataleta con un público que te va a dar palmas con las orejas y te va a hacer la ola con las nalgas.

Pues bien. Ya es el momento. El anuncio de este verano de Estrella Damm ha llegado. Ale, lánzate a tu teclado y vomita oligofrenias múltiples como si te fuera la vida en ello. Desmárcate de todo y de todos, en busca de un amor irónico de tus allegados blogueros y/o pajilleros gafaplastosos.

Plas plas (por si no lo has pillado, es la onomatopeya de un aplauso); lo has vuelto a conseguir. Eres el puto amo de la pista bloguera. Una pista dónde sólo bailais tú y tus amiguetes. Eso sí, si eres capaz, explícame entonces la diferencia entre escribir un post sobre el anuncio de cerveza en cuestión y jugar a la galleta.

Nos vemos el año que viene, ¿verdad?

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